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Sobre la contradicción, de Mao Tse-Tung (página 2)



Partes: 1, 2

    Veamos el proceso de la
revolución democrático-burguesa de China, iniciada
con la Revolución de 1911. Ha tenido varias etapas
distintas. Constituyen, en particular, dos etapas
históricas sumamente diferentes el período en que
la revolución fue dirigida por la burguesía y el
período en que la dirige el proletariado. En otras
palabras, la dirección del proletariado ha provocado un
cambio radical en la fisonomía de la revolución, ha
conducido a un nuevo alineamiento de las clases, ha hecho
desencadenarse en gran escala la revolución campesina, ha
impreso un carácter consecuente a la revolución
antiimperialista y antifeudal, ha abierto la posibilidad de la
transformación de la revolución democrática
en revolución socialista, etc. Nada de esto era posible en
el período en que la revolución se hallaba bajo la
dirección de la burguesía. Aunque no ha cambiado la
naturaleza de la contradicción fundamental del proceso
considerado en su conjunto, ni la naturaleza del proceso en
cuanto revolución democrática, antiimperialista y
antifeudal (cuyo contrario es la naturaleza semicolonial y
semifeudal del país), este proceso ha pasado por varias
etapas de desarrollo en el curso de más de veinte
años, durante los cuales se produjeron muchos
acontecimientos importantes: la derrota de la Revolución
de 1911 y la implantación del régimen de los
caudillos militares del Norte, la formación del primer
frente único nacional y la revolución de 1924-1927,
la ruptura del frente único y el paso de la
burguesía al campo de la contrarrevolución, las
guerras entre los nuevos caudillos militares, la Guerra
Revolucionaria Agraria, el establecimiento del segundo frente
único nacional y la Guerra de Resistencia contra el
Japón. Caracterizan a las mencionadas etapas la
agudización de algunas contradicciones (por ejemplo, la
Guerra Revolucionaria Agraria y la invasión japonesa de
las cuatro provincias del Nordeste), la solución parcial o
temporal de otras contradicciones (por ejemplo, la
eliminación de los caudillos militares del Norte y nuestra
confiscación de las tierras de los terratenientes), o la
reaparición de ciertas contradicciones (por ejemplo, la
lucha entre los nuevos caudillos militares y la
recuperación de las tierras por los terratenientes
después de que perdimos las bases de apoyo revolucionarias
en el Sur).

    Al estudiar la particularidad de las
contradicciones en cada etapa del proceso de desarrollo de una
cosa, debemos no sólo considerar las contradicciones en
sus interconexiones, en su conjunto, sino también examinar
cada uno de los aspectos de cada contradicción.

    Tomemos por ejemplo al Kuomintang y
al Partido Comunista. Veamos un aspecto, el Kuomintang. En el
período del primer frente único, el Kuomintang
aplicaba las Tres Grandes Políticas de Sun Yat-sen:
alianza con Rusia, alianza con el Partido Comunista y ayuda a los
obreros y campesinos; por eso era revolucionario y vigoroso y
constituía una alianza de diversas clases para la
revolución democrática. En 1927, sin embargo, el
Kuomintang se transformó en su reverso, en un bloque
reaccionario de los terratenientes y de la gran burguesía.
Después del Incidente de Sían en diciembre de 1936,
comenzó a cambiar, orientándose a cesar la guerra
civil y a cooperar con el Partido Comunista para luchar juntos
contra el imperialismo japonés. Tales son las
características del Kuomintang en estas tres etapas.
Dichas características obedecen, por supuesto, a diversas
causas. Veamos ahora el otro aspecto, el Partido Comunista de
China. En el período del primer frente único,
estaba en su infancia; dirigió valerosamente la
revolución de 1924-1927, pero se mostró inmaduro en
su comprensión del carácter, las tareas y los
métodos de la revolución y, en consecuencia, el
chentusiuísmo[15], surgido en el último tiempo de
esa revolución, pudo imponerse y conducirla a la derrota.
A partir de 1927, el Partido Comunista dirigió con
valentía la Guerra Revolucionaria Agraria y creó el
ejército revolucionario y las bases de apoyo
revolucionarias; sin embargo, cometió errores de
aventurerismo, que causaron serias pérdidas tanto al
ejército como a las bases de apoyo. Desde 1935 el Partido
ha corregido estos errores y ha asumido la dirección de un
nuevo frente único, el de resistencia al Japón;
esta gran lucha está desarrollándose ahora. En la
presente etapa, el Partido Comunista es un partido probado en dos
revoluciones y poseedor de una rica experiencia. Tales son las
características del Partido Comunista de China en las tres
etapas. Y también ellas obedecen a diversas causas. Si no
estudiamos estas características de los dos partidos, no
podremos comprender sus mutuas relaciones particulares en las
diferentes etapas: formación de un frente único,
ruptura del mismo y creación de otro nuevo. Pero, al
estudiar las distintas características de los dos
partidos, es aún más fundamental examinar la base
de clase de uno y otro y las contradicciones, surgidas de ella en
los diferentes períodos, entre cada partido y las
demás fuerzas. Por ejemplo, en el período de su
primera alianza con el Partido Comunista, el Kuomintang, por una
parte, se hallaba en contradicción con el imperialismo
extranjero y, consiguientemente, se le oponía; por la
otra, estaba en contradicción con las vastas masas
populares en el interior, y, si bien prometió muchos
beneficios al pueblo trabajador, de hecho le dio muy pocos o
ninguno. En el período en que llevó adelante la
guerra anticomunista, el Kuomintang, colaborando con el
imperialismo y el feudalismo, se opuso a las grandes masas
populares y suprimió de una plumada todos los beneficios
que éstas habían conquistado en la
revolución, de manera que agudizó su
contradicción con ellas. Actualmente, en el período
de la resistencia antijaponesa, el Kuomintang se encuentra en
contradicción con el imperialismo japonés; por una
parte, está interesado en cooperar con el Partido
Comunista, en tanto que, por la otra, no atenúa su lucha
contra éste y el pueblo ni la opresión que ejerce
sobre ellos. En cuanto al Partido Comunista, ha estado siempre,
en cada período, al lado de las grandes masas populares
contra el imperialismo y el feudalismo; sin embargo, en el
presente período, el de la resistencia antijaponesa, ha
adoptado una política de moderación respecto al
Kuomintang y a las fuerzas feudales del país, porque el
Kuomintang se ha manifestado a favor de la resistencia al
Japón. Todas estas condiciones han llevado ya a la
alianza, ya a la lucha, entre los dos partidos; incluso durante
los períodos de alianza se presenta un complejo estado de
alianza y lucha simultáneas. Si no estudiamos las
características de los aspectos de las mencionadas
contradicciones, no podremos comprender ni las relaciones de cada
uno de los dos partidos con las demás fuerzas, ni sus
propias relaciones mutuas. Así se ve que al estudiar la
particularidad de la contradicción en cualquier plano —
trátese de la contradicción en cada forma del
movimiento de la materia, la contradicción en cada uno de
los procesos de desarrollo de cada forma del movimiento de la
materia, los dos aspectos de la contradicción en cada
proceso, la contradicción en cada etapa de desarrollo de
un proceso, o los dos aspectos de la contradicción en cada
etapa –, al estudiar la particularidad de la
contradicción en cualquiera de estos planos, no debemos
ser subjetivos ni arbitrarios, sino que debemos hacer un
análisis concreto. Sin un análisis concreto no se
puede llegar a conocer la particularidad de la
contradicción en ningún plano. Tengamos siempre
presentes las palabras de Lenin: análisis concreto de la
situación concreta. Marx y Engels fueron los primeros en
ofrecernos excelentes modelos de semejante análisis
concreto. Al aplicar la ley de la contradicción en las
cosas al estudio del proceso socio-histórico, Marx y
Engels descubrieron la contradicción entre las fuerzas
productivas y las relaciones de producción, la
contradicción entre las clases explotadoras y las
explotadas, así como la contradicción, originada
por las anteriores, entre la base económica y su
superestructura (política, ideología, etc.), y
descubrieron también cómo estas contradicciones
conducen inevitablemente, en los diferentes tipos de sociedades
de clases, a diferentes tipos de revoluciones sociales. Al
aplicar esta ley al estudio de la estructura económica de
la sociedad capitalista, Marx descubrió que la
contradicción fundamental de esta sociedad es la
contradicción entre el carácter social de la
producción y el carácter privado de la propiedad.
Esta contradicción se manifiesta en la
contradicción entre el carácter organizado de la
producción en las empresas individuales y el
carácter anárquico de la producción en la
sociedad en su conjunto. En términos de relaciones de
clase, se manifiesta en la contradicción entre la
burguesía y el proletariado.

    Dado que la variedad de las cosas es
inconmensurable y su desarrollo no tiene límites, lo que
es universal en un contexto determinado se hace particular en
otro contexto, y viceversa. La contradicción, inherente al
sistema capitalista, entre el carácter social de la
producción y la propiedad privada de los medios de
producción, es común a todos los países
donde existe y se desarrolla el capitalismo, y, por tanto, es
universal con respecto a éste. Sin embargo, la
contradicción propia del capitalismo corresponde
sólo a una determinada etapa histórica en el
desarrollo de la sociedad de clases en general, y, por
consiguiente, tiene carácter particular respecto a la
contradicción entre las fuerzas productivas y las
relaciones de producción dentro de la sociedad de clases
en general. Ahora bien, al disecar la particularidad de las
contradicciones arriba mencionadas de la sociedad capitalista,
Marx elucidó en forma aún más profunda,
exhaustiva y completa el carácter universal de la
contradicción entre las fuerzas productivas y las
relaciones de producción dentro de la sociedad de clases
en general.

    Lo particular y lo universal
están unidos, y no solamente la particularidad sino
también la universalidad de la contradicción son
inherentes a toda cosa: la universalidad reside en la
particularidad; por eso, al estudiar una cosa determinada,
debemos tratar de descubrir estos dos lados y su
interconexión, lo particular y lo universal dentro de la
cosa misma y su interconexión, y de descubrir las
interconexiones entre dicha cosa y las numerosas cosas exteriores
a ella. Stalin, al explicar las raíces históricas
del leninismo en su famosa obra "Los fundamentos del leninismo",
analizó la situación internacional en que
nació el leninismo, analizó las distintas
contradicciones del capitalismo, llegadas a su grado extremo bajo
las condiciones del imperialismo, y mostró cómo
ellas hicieron de la revolución proletaria una
cuestión práctica inmediata y crearon condiciones
favorables para el asalto directo al capitalismo. Además,
analizó por qué Rusia fue la patria del leninismo,
por qué la Rusia zarista constituía el punto de
convergencia de todas las contradicciones del imperialismo y por
qué el proletariado ruso se convirtió en la
vanguardia del proletariado revolucionario internacional. De esta
manera, Stalin analizó lo universal de las contradicciones
del imperialismo, demostrando que el leninismo es el marxismo de
la época del imperialismo y de la revolución
proletaria, y, al mismo tiempo, analizó lo que de
particular tenían estas contradicciones generales en el
caso del imperialismo de la Rusia zarista, explicando por
qué Rusia llegó a ser la cuna de la teoría y
las tácticas de la revolución proletaria y
cómo dicha particularidad encerraba la universalidad de la
contradicción. Este análisis de Stalin nos ofrece
un modelo para comprender la particularidad y la universalidad de
la contradicción y su interconexión.

    Al referirse a la aplicación
de la dialéctica al estudio de los fenómenos
objetivos, Marx y Engels, así como Lenin y Stalin, han
enseñado siempre que es preciso deshacerse de todo
subjetivismo y arbitrariedad y partir de las condiciones
concretas del movimiento objetivo real para descubrir las
contradicciones concretas de estos fenómenos, la
posición concreta de cada uno de los aspectos de cada
contradicción y las interrelaciones concretas de las
contradicciones. A nuestros dogmáticos les falta esta
actitud en el estudio y, por lo tanto, yerran en todo. Debemos
sacar lecciones de sus fracasos y aprender a estudiar con esta
actitud, la única correcta. La relación entre la
universalidad y la particularidad de la contradicción es
la relación entre el carácter general y el
carácter individual de la contradicción. Por
carácter general de la contradicción entendemos que
ésta existe en todos los procesos y los recorre desde el
comienzo hasta el fin: movimiento, cosas, procesos y pensamiento,
todo es contradicción. Negar la contradicción es
negarlo todo. Esta es una verdad universal para todos los tiempos
y todos los países, sin excepción. Tal es el
carácter general, el carácter absoluto de la
contradicción. Sin embargo, lo general está
contenido en todo ser individual; sin carácter individual
no puede haber carácter general. Si todo lo individual
fuera excluido, ¿qué sería de lo general?
Cada contradicción es particular y de ahí lo
individual. Lo individual existe condicional y temporalmente y
es, por tanto, relativo. Esta verdad referente a lo general y lo
individual, a lo absoluto y lo relativo, es la quintaesencia del
problema de la contradicción en las cosas; no comprenderla
equivale a abandonar la dialéctica.
 

La
contradicción principal y el aspecto principal de la
contradicción

En lo tocante a la particularidad de la
contradicción, quedan dos cuestiones que requieren un
análisis especial: la contradicción principal y el
aspecto principal de la contradicción. En el proceso de
desarrollo de una cosa compleja hay muchas contradicciones y, de
ellas, una es necesariamente la principal, cuya existencia y
desarrollo determina o influye en la existencia y desarrollo de
las demás contradicciones. Por ejemplo: en la sociedad
capitalista, las dos fuerzas contradictorias, el proletariado y
la burguesía, constituyen la contradicción
principal. Las otras contradicciones, como las que existen entre
los remanentes de la clase feudal y la burguesía, entre la
pequeña burguesía campesina y la burguesía,
entre el proletariado y la pequeña burguesía
campesina, entre la burguesía no monopolista y la
monopolista, entre la democracia y el fascismo en el seno de la
burguesía, entre los diversos países capitalistas,
entre el imperialismo y las colonias, etc., son todas
determinadas por esta contradicción principal o sujetas a
su influencia. En un país semicolonial como China, la
relación entre la contradicción principal y las
contradicciones no principales ofrece un cuadro
complejo.

    Cuando el imperialismo desata una
guerra de agresión contra un país así, las
diferentes clases de éste, excepto un pequeño
número de traidores, pueden unirse temporalmente en una
guerra nacional contra el imperialismo. Entonces, la
contradicción entre el imperialismo y el país en
cuestión pasa a ser la contradicción principal,
mientras todas las contradicciones entre las diferentes clases
dentro del país (incluida la contradicción, que era
la principal, entre el sistema feudal y las grandes masas
populares) quedan relegadas temporalmente a una posición
secundaria y subordinada. Tal fue el caso en China durante la
Guerra del Opio de 1840, la Guerra Chino-Japonesa de 1894, la
Guerra del Yijetuan de 1900, y tal es también el caso de
la actual guerra chino-japonesa.

En otras circunstancias, sin embargo, las
contradicciones cambian de posición. Cuando el
imperialismo no recurre a la guerra, sino a medios relativamente
moderados, medios políticos, económicos y
culturales, para llevar adelante su opresión, la clase
dominante del país semicolonial en cuestión
capitula ante el imperialismo y forma con él una alianza
para oprimir conjuntamente a las masas populares. En esas
circunstancias, las masas populares suelen recurrir a la guerra
civil contra la alianza del imperialismo y la clase feudal, en
tanto que el imperialismo emplea a menudo métodos
indirectos, y no la acción directa, para ayudar a los
reaccionarios de dicho país a oprimir al pueblo, y
así las contradicciones internas se vuelven
particularmente agudas. Esto sucedió en China durante la
Guerra Revolucionaria de 1911, la guerra revolucionaria de
1924-1927 y los diez años de la Guerra Revolucionaria
Agraria, iniciada en 1927. También entran en esta
categoría las guerras intestinas entre los diversos grupos
dominantes reaccionarios de los países semicoloniales,
como por ejemplo las guerras entre los caudillos militares de
China. Cuando la guerra civil revolucionaria se desarrolla hasta
el punto en que amenaza la existencia misma del imperialismo y de
sus lacayos, los reaccionarios internos, suele aquél
adoptar otros métodos para mantener su dominación:
o bien trata de dividir el frente revolucionario, o bien
envía fuerzas armadas para ayudar directamente a los
reaccionarios internos. En tal caso, el imperialismo extranjero y
la reacción interna se colocan, sin el menor disimulo, en
un polo, y las amplias masas populares se agrupan en el otro, y
así se forma la contradicción principal, que
determina o influye en el desarrollo de las demás
contradicciones. La ayuda prestada por diversos países
capitalistas a los reaccionarios rusos luego de la
Revolución de Octubre, es un ejemplo de
intervención armada. La traición de Chiang Kai-shek
en 1927 es un ejemplo de división del frente
revolucionario.

    Pero, ocurra lo que ocurra, no cabe
ninguna duda de que en cada etapa de desarrollo de un proceso hay
sólo una contradicción principal, que
desempeña el papel dirigente.

    De este modo, si en un proceso hay
varias contradicciones, necesariamente una de ellas es la
principal, la que desempeña el papel dirigente y decisivo,
mientras las demás ocupan una posición secundaria y
subordinada. Por lo tanto, al estudiar cualquier proceso complejo
en el que existan dos o más contradicciones, debernos
esforzarnos al máximo por descubrir la
contradicción principal. Una vez aprehendida la
contradicción principal, todos los problemas pueden
resolverse con facilidad. Tal es el método que nos
enseñó Marx en su estudio de la sociedad
capitalista. Lo mismo nos enseñaron Lenin y Stalin al
estudiar el imperialismo y la crisis general del capitalismo y al
estudiar la economía soviética. Miles de estudiosos
y hombres de acción no comprenden este método, y el
resultado es que, perdidos en un mar de humo, no son capaces de
llegar a la médula de los problemas y, por consiguiente,
no logran encontrar la manera de resolver las
contradicciones.

    Como queda dicho, no hay que tratar
de un mismo modo todas las contradicciones de un proceso, sino
distinguir entre la principal y las secundarias y concentrarse en
aprehender la principal. Ahora bien, en cada
contradicción, sea principal o secundaria, ¿cabe
tratar de un mismo modo sus dos aspectos contradictorios?
Tampoco. En toda contradicción, el desarrollo de los
aspectos contradictorios es desigual. A veces ambos parecen estar
en equilibrio, pero tal situación es sólo temporal
y relativa, en tanto que la desigualdad es el estado fundamental.
De los dos aspectos contradictorios, uno ha de ser el principal,
y el otro, el secundario. El aspecto principal es el que
desempeña el papel dirigente en la contradicción.
La naturaleza de una cosa es determinada fundamentalmente por el
aspecto principal de su contradicción, aspecto que ocupa
la posición predominante.  Pero esta situación
no es estática; el aspecto principal y el no principal de
una contradicción se transforman el uno en el otro y, en
consecuencia, cambia la naturaleza de la cosa. En un determinado
proceso de desarrollo de una contradicción o en una etapa
dada de éste, el aspecto principal es A y el
aspecto no principal es B, pero en otra etapa o proceso,
los papeles se invierten; este cambio lo determina el grado en
que ha crecido o disminuido la fuerza de cada aspecto en su lucha
contra el otro durante el desarrollo de la cosa. Hablamos
corrientemente del "reemplazo de lo viejo por lo nuevo". El
reemplazo de lo viejo por lo nuevo es una ley universal, eterna e
ineludible. Una cosa se transforma en otra mediante un salto cuya
forma varía según la naturaleza de la cosa y las
condiciones: éste es el proceso del reemplazo de lo viejo
por lo nuevo. Dentro de toda cosa existe la contradicción
entre lo nuevo y lo viejo, la cual da origen a una serie de
luchas llenas de vicisitudes. Como resultado de estas luchas, lo
nuevo pasa de pequeño a grande y llega a ser predominante;
en cambio, lo viejo pasa de grande a pequeño y se aproxima
gradualmente a su desaparición. En el momento en que lo
nuevo logra predominar sobre lo viejo, la cosa vieja se
transforma cualitativamente en una cosa nueva. De esto se
desprende que la naturaleza de una cosa es determinada
fundamentalmente por el aspecto principal de su
contradicción, el que ocupa la posición
predominante. Al cambiar dicho aspecto, cambia en consecuencia la
naturaleza de la cosa.

    El capitalismo, que en la vieja
época feudal ocupa una posición subordinada, pasa a
ser la fuerza predominante en la sociedad capitalista y, con
ello, la naturaleza de la sociedad se convierte de feudal en
capitalista. Las fuerzas feudales pasan de su antigua
posición dominante a una posición subordinada en la
nueva era capitalista, y se acercan paulatinamente a su
desaparición. Así sucedió, por ejemplo, en
Inglaterra y Francia. A medida que se desarrollan las fuerzas
productivas, la burguesía se transforma de clase nueva,
que juega un papel progresista, en clase vieja, que juega un
papel reaccionario, y finalmente es derrocada por el
proletariado, pasando a ser una clase despojada de sus medios
privados de producción y del Poder; entonces
también se aproxima de manera gradual a su
desaparición. El proletariado, muy superior en
número a la burguesía y que crece
simultáneamente con ésta, pero bajo su
dominación, es una fuerza nueva que, dependiente de la
burguesía en un comienzo, se robustece poco a poco, llega
a ser una clase independiente y que desempeña el papel
dirigente en la historia, y finalmente toma el Poder
convirtiéndose en la clase dominante. Entonces la sociedad
cambia de naturaleza: la vieja sociedad capitalista se transforma
en la nueva sociedad socialista. Este es el camino recorrido ya
por la Unión Soviética y que seguirán
forzosamente todos los demás países. Veamos el caso
de China. El imperialismo ocupa la posición principal en
la contradicción en que China se ve reducida al estado de
semicolonia; oprime al pueblo chino, mientras China ha sido
convertida de país independiente en país
semicolonial. Pero este estado de cosas cambiará
inevitablemente; en la lucha entre las dos partes, la fuerza del
pueblo chino, creciente bajo la dirección del
proletariado, transformará inevitablemente a China de
semicolonia en país independiente, al paso que el
imperialismo será derrocado. La vieja China se
transformará inevitablemente en una nueva China. La
transformación de la vieja China en una nueva China
entraña además, dentro del país, la
transformación de la relación entre las viejas
fuerzas feudales y las nuevas fuerzas populares. La vieja clase
terrateniente feudal será derrocada, de dominante se
convertirá en dominada, y también se
aproximará gradualmente a su desaparición. Y el
pueblo, bajo la dirección del proletariado, pasará
de dominado a dominante. Entonces cambiará la naturaleza
de la sociedad china: la vieja sociedad, semicolonial y
semifeudal, se transformará en una nueva sociedad
democrática. Transformaciones semejantes se han producido
ya en el pasado. La dinastía Ching, que gobernó a
China durante casi trescientos años, fue derribada en la
Revolución de 1911, en tanto que la Keming Tungrnengjui
(Liga Revolucionaria), dirigida por Sun Yat-sen, quedó
triunfante por algún tiempo. En la guerra revolucionaria
de 1924-1927, las fuerzas revolucionarias de la alianza entre el
Kuomintang y el Partido Comunista en el Sur se transformaron de
débiles en fuertes y obtuvieron la victoria en la
Expedición al Norte, mientras que los caudillos militares
del Norte, al comienzo dueños de la situación,
fueron derrocados. En 1927, las fuerzas populares, encabezadas
por el Partido Comunista, se vieron seriamente reducidas bajo los
golpes de la reacción kuomintanista; pero, después
de eliminar de sus filas el oportunismo, volvieron a crecer
paulatinamente. En las bases de apoyo revolucionarias, que dirige
el Partido Comunista, los campesinos se han transformando de
dominados en dominantes, en tanto que los terratenientes han
sufrido la transformación inversa. Siempre ocurre
así en el mundo: lo nuevo desplaza a lo viejo, lo viejo es
reemplazado por lo nuevo, lo viejo es eliminado para dejar paso a
lo nuevo, lo nuevo surge de lo viejo. En ciertos momentos de la
lucha revolucionaria, las dificultades prevalecen sobre las
condiciones favorables y constituyen, entonces, el aspecto
principal de la contradicción, mientras las condiciones
favorables constituyen el aspecto secundario. Sin embargo, los
revolucionarios pueden, mediante sus esfuerzos, superar
gradualmente las dificultades y crear una situación nueva,
favorable; así, una situación difícil cede
su lugar a una situación favorable. Tal fue el caso
después de la derrota de la revolución china en
1927 y durante la Gran Marcha del Ejército Rojo de China.
En la actual guerra chino-japonesa, nuestro país se
encuentra de nuevo en una posición difícil; pero
podemos cambiar este estado de cosas y transformar radicalmente
la situación de China y la del Japón. A la inversa,
las condiciones favorables pueden transformarse en dificultades
si los revolucionarios cometen errores. Así, la victoria
de la revolución de 1924-1927 se transformó en
derrota. Las bases de apoyo revolucionarias que se desarrollaron
a partir de 1927 en las provincias del Sur, habían sido
todas derrotadas hacia 1934. En el estudio, sucede lo mismo con
la contradicción en el paso del no saber al saber. Cuando
comenzamos a estudiar el marxismo, existe una
contradicción entre nuestra ignorancia o escasa
noción del marxismo y el conocimiento del marxismo. Pero,
a través de un estudio tenaz, podernos llegar a
transformar esa ignorancia en conocimiento, ese conocimiento
escaso, en conocimiento amplio, y la ceguera en la
aplicación del marxismo, en libertad en su
aplicación. Algunos estiman que no ocurre así con
ciertas contradicciones. Por ejemplo, según ellos, en la
contradicción entre las fuerzas productivas y las
relaciones de producción, las fuerzas productivas
constituyen el aspecto principal; en la contradicción
entre la práctica y la teoría, la práctica
constituye el aspecto principal; en la contradicción entre
la base económica y la superestructura, la base
económica constituye el aspecto principal; y los aspectos
no cambian de posición entre sí. Esta es una
concepción materialista mecanicista, y no materialista
dialéctica. Es verdad que las fuerzas productivas, la
práctica y la base económica desempeñan por
regla general el papel principal y decisivo; quien niegue esto no
es materialista. Pero hay que admitir también que, bajo
ciertas condiciones, las relaciones de producción, la
teoría y la superestructura desempeñan, a su vez,
el papel principal y decisivo. Cuando el desarrollo de las
fuerzas productivas se hace imposible sin  un cambio de las
relaciones de producción, este cambio desempeña el
papel principal y decisivo. La creación y
divulgación de una teoría revolucionaria
desempeña el papel principal y decisivo en determinados
momentos, refiriéndose a los cuales dijo Lenin: "Sin
teoría revolucionaria, no puede haber tampoco movimiento
revolucionario."[16] Cuando hay una tarea por cumplir (sea la que
fuere), pero se carece todavía de orientación;
método, plan o política, lo principal y decisivo es
determinar una orientación, método, plan o
política. Cuando la superestructura (política,
cultura, etc.) obstaculiza el desarrollo de la base
económica, las transformaciones políticas y
culturales pasan a ser lo principal y decisivo. ¿Estamos
yendo en contra del materialismo al afirmar esto? No. La
razón es que, junto con reconocer que, en el curso general
del desarrollo histórico, lo material determina lo
espiritual y el ser social determina la conciencia social,
también reconocemos y debemos reconocer la reacción
que a su vez ejerce lo espiritual sobre lo material, la
conciencia social sobre el ser social, y la superestructura sobre
la base económica. No vamos así en contra del
materialismo, sino que evitamos el materialismo mecanicista y
defendemos firmemente el materialismo
dialéctico.

    Al estudiar la particularidad de la
contradicción, a no ser que examinemos estas dos
cuestiones — las contradicciones principal y no principales de
un proceso, y los aspectos principal y no principal de la
contradicción –, es decir, a no ser que examinemos lo que
distingue a un término del otro en cada una de estas dos
cuestiones, nos veremos empantanados en un estudio abstracto,
seremos incapaces de comprender concretamente las contradicciones
y, por ende, no podremos encontrar el método correcto para
resolverlas. Lo distintivo o lo particular en cada una de estas
dos cuestiones representa la desigualdad de las fuerzas en
contradicción. Nada en el mundo se desarrolla en forma
absolutamente uniforme; debemos combatir la teoría del
desarrollo uniforme o teoría del equilibrio. Más
aún, es esta característica concreta de la
contradicción y el cambio de los aspectos principal y no
principal de una contradicción en el curso de su
desarrollo lo que muestra la fuerza de lo nuevo que reemplaza a
lo viejo. El estudio de las distintas modalidades de la
desigualdad en las contradicciones, el estudio de la
contradicción principal y las no principales y de los
aspectos principal y no principal de la contradicción, es
uno de los métodos importantes que permiten a un partido
revolucionario determinar correctamente su estrategia y
táctica en lo político y lo militar; todos los
comunistas deben prestar atención a este
método.

La identidad y la
lucha entre los aspectos de la contradicción

    Después de comprendidas la
universalidad y la particularidad de la contradicción,
debemos proceder al estudio de la identidad y la lucha entre los
aspectos de la contradicción. Identidad, unidad,
coincidencia, interpenetración, impregnación
recíproca, interdependencia (o mutua dependencia para
existir), interconexión o cooperación — todos
estos variados términos significan lo mismo y se refieren
a los dos puntos siguientes: primero, la existencia de cada uno
de los dos aspectos de una contradicción en el proceso de
desarrollo de una cosa presupone la existencia de su contrario, y
ambos aspectos coexisten en un todo único; segundo, sobre
la base de determinadas condiciones, cada uno de los dos aspectos
contradictorios se transforma en su contrario. Esto es lo que se
entiende por identidad. Lenin dijo: "La
dialéctica es la doctrina de cómo
los contrarios pueden ser y cómo suelen ser (cómo
devienen) idénticos, — en qué condiciones
suelen ser idénticos, convirtiéndose el uno en el
otro, — por qué el entendimiento humano no debe
considerar estos contrarios como muertos, petrificados, sino como
vivos, condicionales, móviles y que se convierten el uno
en el otro."[17] ¿Qué significan estas palabras de
Lenin?

    En todo proceso, los aspectos de una
contradicción se excluyen, luchan y se oponen entre
sí. Los procesos de desarrollo de todas las cosas del
mundo y todo pensamiento del hombre, sin excepción,
contienen tales aspectos contradictorios. Un proceso simple
contiene solamente una pareja de contrarios, mientras un proceso
complejo contiene más de una. Las diferentes parejas de
contrarios, a su vez, se hallan en contradicción. Es
así como están constituidas todas las cosas del
mundo objetivo y todo pensamiento del hombre, y de ahí su
movimiento. Podría parecer entonces que no hay ninguna
identidad o unidad. En tal caso, ¿cómo se puede
hablar de identidad o unidad? El caso es que ninguno de los dos
aspectos contradictorios puede existir independientemente del
otro. Si falta uno de los dos contrarios, falta la
condición para la existencia del otro. Piensen: de una
pareja de cosas contradictorias o de dos conceptos
contradictorios en la conciencia humana, ¿puede uno de los
aspectos existir independientemente? Sin vida no habría
muerte; sin muerte tampoco habría vida. Sin "arriba" no
habría "abajo"; sin "abajo" tampoco habría
"arriba". Sin desgracia no habría felicidad; sin felicidad
tampoco habría desgracia. Sin facilidad no habría
dificultad; sin dificultad tampoco habría facilidad. Sin
terratenientes no habría campesinos arrendatarios; sin
campesinos arrendatarios tampoco habría terratenientes.
Sin burguesía no habría proletariado; sin
proletariado tampoco habría burguesía. Sin
opresión nacional por parte del imperialismo no
habría colonias ni semicolonias; sin colonias ni
semicolonias tampoco habría opresión nacional por
parte del imperialismo. Así sucede con todos los
contrarios: en virtud de determinadas condiciones, junto con
oponerse el uno al otro, están interconectados, se
impregnan recíprocamente, se interpenetran y dependen el
uno del otro; esto es lo que se denomina identidad. Los aspectos
de toda contradicción se llaman contrarios porque, en
virtud de determinadas condiciones, existe entre ellos
no-identidad. Pero también existe entre ellos identidad, y
por eso están interconectados. A esto se refería
Lenin cuando dijo que la dialéctica estudia "cómo
los contrarios pueden [ . . . ] ser
idénticos ". ¿Por qué pueden serlo?
Porque cada uno constituye la condición para la existencia
del otro. Este es el primer sentido de la identidad. Pero
¿basta con afirmar que cada uno de los dos aspectos
contradictorios es la condición para la existencia de su
opuesto, que hay identidad entre uno y otro, y que, por
consiguiente, ambos pueden coexistir en un todo único? No,
no basta. La cuestión no se limita a la interdependencia
de los contrarios; más importante aún es la
transformación del uno en el otro. Esto significa que, en
razón de determinadas condiciones, cada uno de los
aspectos contradictorios de una cosa se transforma en su
contrario cambiando su posición por la de éste. Tal
es el segundo sentido de la identidad de los contrarios.
¿Por qué existe identidad aquí
también? Obsérvese cómo, a través de
la revolución, el proletariado se transforma de clase
dominada en clase dominante, en tanto que la burguesía,
hasta entonces dominante, se transforma en dominada, cambiando
cada cual su posición por la que originalmente ocupaba su
contrario. Esto ha tenido lugar ya en la Unión
Soviética, y ocurrirá en todo el mundo. De no
existir, bajo determinadas condiciones, la interconexión y
la identidad entre los contrarios, ¿cómo
podría producirse semejante cambio?

 El Kuomintang, que desempeñó un
papel hasta cierto punto positivo en una determinada etapa de la
historia contemporánea de China, pasó a ser un
partido contrarrevolucionario en 1927 debido a su inhe rente
naturaleza de clase y a la seducción por el imperialismo
(éstas son las condiciones); pero, después se ha
visto obligado a aceptar la resistencia al Japón debido a
la agudización de la contradicción entre China y el
Japón y a la política de frente único del
Partido Comunista (éstas son las condiciones). Los
contrarios se transforman el uno en el otro, pues entre ellos
existe una determinada identidad. Nuestra revolución
agraria ha sido y será un proceso en que la clase
terrateniente, poseedora de tierras, se transforma en una clase
que ha perdido sus tierras, mientras los campesinos, antes
despojados de sus tierras, se transforman en pequeños
propietarios que han obtenido tierras. Debido a determinadas
condiciones, poseer y no poseer, obtener y perder, están
interconectados; hay identidad entre lo uno y lo otro. Bajo el
socialismo, la propiedad privada de los campesinos, a su vez, se
transforma en la propiedad social de la agricultura socialista;
esto ya ha ocurrido en la Unión Soviética, y
ocurrirá también en todo el mundo. Hay un puente
que conduce de la propiedad privada a la propiedad social; en
filosofía, esto se llama identidad o transformación
recíproca o interpenetración. Consolidar la
dictadura del proletariado, o del pueblo, significa, justamente,
preparar las condiciones para abolir dicha dictadura y pasar a
una etapa más elevada, en la cual no habrá
ningún tipo de sistema estatal. Fundar y desarrollar el
Partido Comunista significa, precisamente, preparar las
condiciones para la desaparición del Partido Comunista y
de todos los partidos políticos. Crear un ejército
revolucionario bajo la dirección del Partido Comunista y
llevar adelante la guerra revolucionaria significa, justamente,
preparar las condiciones para acabar para siempre con las
guerras. En cada una de estas parejas, los contrarios se
sostienen mutuamente. Como todos saben, la guerra y la paz se
transforman la una en la otra. La guerra se transforma en paz;
por ejemplo, la Primera Guerra Mundial se transformó en la
paz de la postguerra, y la guerra civil en China ha cesado ahora,
cediendo su lugar a la paz interna. La paz se transforma en
guerra; por ejemplo, en 1927, la cooperación entre el
Kuomintang y el Partido Comunista se transformó en guerra,
y la actual situación de paz mundial puede también
transformarse en una segunda guerra mundial. ¿Por
qué sucede esto? Porque en la sociedad de clases, bajo
determinadas condiciones, existe identidad entre cosas contrarias
como la guerra y la paz. Todos los contrarios están
interconectados; no sólo coexisten en un todo único
bajo determinadas condiciones, sino que, también bajo
determinadas condiciones, se transforman el uno en el otro;
éste es el significado íntegro de la identidad de
los contrarios. A esto se refería Lenin al hablar de
"cómo los contrarios [. . .) suelen ser
(cómo devienen) idénticos, — en
qué condiciones suelen ser idénticos,
convirtiéndose el uno en el otro".

    ¿Por qué "el
entendimiento humano no debe considerar estos contrarios como
muertos, petrificados, sino como vivos, condicionales,
móviles y que se convierten el uno en el otro"? Porque
precisamente así son las cosas objetivas. El caso es que
la unidad o identidad de los contrarios en las cosas objetivas no
es algo muerto o petrificado, sino algo vivo, condicional,
móvil, temporal y relativo; sobre la base de determinadas
condiciones, cada uno de los aspectos de la contradicción
se transforma en su contrario. Y el reflejo de esto en el
pensamiento humano constituye la concepción marxista,
dialéctica materialista, del mundo. Sólo las clases
dominantes reaccionarias del pasado y del presente, y la
metafísica a su servicio, no consideran los contrarios
como vivos, condicionales, móviles y que se convierten el
uno en el otro, sino como muertos y petrificados, y propagan esta
falacia por todas partes para engañar a las masas
populares, en el intento de perpetuar su dominación. Es
tarea de los comunistas denunciar esta falacia de los
reaccionarios y de la metafísica, divulgar la
dialéctica inherente a las cosas y acelerar la
transformación de las cosas, a fin de alcanzar los
objetivos de la revolución. Cuando decimos que, bajo
determinadas condiciones, existe la identidad de los contrarios,
nos referimos a contrarios reales y concretos, y consideramos que
la transformación del uno en el otro es igualmente real y
concreta. En la mitología se habla de innumerables
transformaciones, por ejemplo, en los mitos de la carrera de Kua
Fu tras el Sol en el Libro de las montañas y los
mares
[18], del derribo de nueve soles a flechazos por Yi,
en el Juai Nan Tsi [19], de las setenta y dos
metamorfosis de Sun Wu-kung en Peregrinación al
Oeste
[20], en los numerosos episodios de fantasmas y zorros
metamorfoseados en seres humanos en los Cuentos
extraños de Liaochai
[21], etc. Estas
transformaciones de los contrarios, de las que habla la
mitología, no son cambios concretos que reflejen
contradicciones concretas, sino transformaciones ingenuas,
imaginarias, fantásticas, inspiradas a los hombres por las
innumerables y complejas transformaciones reales de los
contrarios el uno en el otro. Marx decía: "Toda
mitología conquista, domina y da formas a las fuerzas de
la naturaleza, en la imaginación y mediante ella, y
desaparece cuando las fuerzas de la naturaleza son dominadas
realmente."[22] Las innumerables metamorfosis en la
mitología (y también en los cuentos infantiles)
deleitan a la gente porque describen imaginativamente la
conquista de las fuerzas de la naturaleza por el hombre, y los
mejores mitos poseen, como señaló Marx, "un encanto
eterno"; pero los mitos no se crean basándose en
situaciones determinadas surgidas de contradicciones concretas y,
por lo tanto, no son un reflejo científico de la realidad.
Esto significa que, en los mitos o en los cuentos infantiles,
existe sólo una identidad imaginaria y no concreta entre
los aspectos que constituyen la contradicción. Es la
dialéctica marxista la que refleja científicamente
la identidad en las transformaciones reales. ¿Por
qué puede un huevo, y no una piedra, transformarse en un
pollo? ¿Por qué existe identidad entre la guerra y
la paz pero no entre la guerra y una piedra? ¿Por
qué los seres humanos son capaces de engendrar sólo
seres humanos y no otra cosa? La única razón es que
la identidad de los contrarios exige determinadas condiciones
necesarias. En ausencia de éstas, no puede haber ninguna
identidad. ¿Por qué en Rusia la revolución
democrático-burguesa de febrero de 1917 se ligó
directamente a la revolución socialista proletaria de
octubre del mismo año, mientras que en Francia la
revolución burguesa no se ligó directamente a una
revolución socialista y la Comuna de París de 1871
terminó en derrota? ¿Por qué, en cambio, el
sistema nómade de Mongolia y Asia Central empalmó
directamente con el socialismo? ¿Por qué puede la
revolución china evitar un futuro capitalista y entroncar
directamente con el socialismo, sin seguir el viejo camino
histórico recorrido por los países occidentales,
sin pasar por un período de dictadura burguesa? Todo esto
no se debe sino a las condiciones concretas de la época.
Cuando se presentan determinadas condiciones necesarias, en el
proceso de desarrollo de las cosas surgen determinadas parejas de
contrarios, y estos contrarios son interdependientes y se
transforman el uno en el otro. De no presentarse tales
condiciones, nada de esto podría suceder. Hasta
aquí el problema de la identidad. Ahora bien,
¿qué es la lucha? ¿Cuál es la
relación entre la identidad y la lucha?

    Lenin señala: "La unidad
(coincidencia, identidad, equivalencia) de los contrarios es
condicional, temporal, transitoria, relativa. La lucha de los
contrarios, mutuamente excluyentes, es absoluta, como es absoluto
el desarrollo, el movimiento."[23] ¿Qué significan
estas palabras de Lenin?

    Todo proceso tiene comienzo y fin,
todo proceso se transforma en su contrario. La permanencia de
todo proceso es relativa, en tanto que la mutabilidad,
manifestada en la transformación de un proceso en otro, es
absoluta.

    En todas las cosas se presentan dos
estados de movimiento: el de reposo relativo y el de cambio
manifiesto. Ambos tienen su origen en la lucha entre los dos
elementos contradictorios que contiene cada cosa. En el primer
estado de movimiento, la cosa experimenta sólo cambios
cuantitativos y no cualitativos y, en consecuencia, parece estar
en reposo. La cosa pasa al segundo estado de movimiento cuando
los cambios cuantitativos producidos en el primer estado alcanzan
ya su punto culminante, dando origen a la disolución de la
cosa como todo único, esto es, a un cambio cualitativo; de
este modo aparece el estado de cambio manifiesto. La unidad, la
cohesión, la unión, la armonía, el
equilibrio, el impasse, el punto muerto, el reposo, la
permanencia, la uniformidad, el aglutinamiento, la
atracción, etc., que vemos en la vida diaria, son todas
manifestaciones del estado de cambio cuantitativo de las cosas. A
la inversa, la disolución del todo único, es decir,
la destrucción de esa cohesión, unión,
armonía, equilibrio, impasse, punto muerto,
reposo, permanencia, uniformidad, aglutinamiento,
atracción, y su transformación en sus respectivos
contrarios, son todas manifestaciones del estado de cambio
cualitativo de las cosas, es decir, de la transformación
de un proceso en otro. Las cosas cambian constantemente, pasando
del primero al segundo estado; la lucha de los contrarios existe
en ambos estados, y la contradicción se resuelve a
través del segundo estado. Es por esto que la unidad de
los contrarios es condicional, temporal y relativa, en tanto que
la lucha de los contrarios, mutuamente excluyentes, es
absoluta.

    Al afirmar más
arriba que entre los contrarios existe identidad y que, por esta
razón, ambos pueden coexistir en un todo único y,
además, transformarse el uno en el otro, nos hemos
referido a la condicionalidad; esto es, bajo determinadas
condiciones, dos cosas contrarias pueden unirse y transformarse
la una en la otra; en ausencia de tales condiciones, no pueden
formar una contradicción, no pueden coexistir en un todo
único ni transformarse la una en la otra. La identidad de
los contrarios se produce sólo a causa de determinadas
condiciones, y por eso decimos que es condicional y relativa.
Ahora, agregamos que la lucha entre los contrarios recorre los
procesos desde el comienzo hasta el fin y origina la
transformación de un proceso en otro; la lucha entre
 los contrarios es omnipresente, y por lo tanto decimos que
es incondicional y absoluta. La combinación entre la
identidad, condicional y relativa, y la lucha, incondicional y
absoluta, forma el movimiento de los contrarios en todas las
cosas.  Los chinos acostumbramos a decir: "Cosas que se
oponen, se sostienen entre sí."[24] En otras palabras,
existe identidad entre cosas que se oponen una a otra. Este dicho
es dialéctico y contrario a la metafísica. "Se
oponen" significa que los dos aspectos contradictorios se
excluyen mutuamente o luchan entre sí. "Se sostienen entre
sí" significa que, bajo determinadas condiciones, los dos
aspectos contradictorios se interconectan y adquieren identidad.
Sin embargo, la lucha está implícita en la
identidad; sin lucha no hay identidad.  En la identidad
existe la lucha, en lo particular existe lo universal, en lo
individual existe lo general. Para citar a Lenin, "en lo
relativo existe lo absoluto"[25].  

El papel del
antagonismo en la contradicción

    El problema de la lucha de los
contrarios incluye la cuestión de qué es
antagonismo. Nuestra respuesta es que el antagonismo constituye
una forma, pero no la única, de la lucha de los
contrarios. En la historia de la humanidad existe el antagonismo
de clase, que es una manifestación particular de la lucha
de los contrarios. Veamos la contradicción entre la clase
explotadora y la clase explotada. En una misma sociedad, sea la
esclavista, la feudal o la capitalista, estas dos clases
contradictorias coexisten por largo tiempo y luchan entre
sí; pero sólo al alcanzar cierta etapa en su
desarrollo, la contradicción entre las dos clases adopta
la forma de antagonismo abierto y se convierte en
revolución. De igual manera se verifica la
transformación de la paz en guerra dentro de la sociedad
de clases. Antes de estallar, una bomba es un todo único
en el cual los contrarios coexisten debido a determinadas
condiciones. La explosión tiene lugar sólo cuando
se hace presente una nueva condición: la ignición.
Análoga situación se presenta en todos aquellos
fenómenos de la naturaleza en los que la solución
de la vieja contradicción y el nacimiento de una cosa
nueva se producen, finalmente, bajo la forma de un conflicto
abierto. Es extremadamente importante adquirir conciencia de este
hecho, pues nos permite comprender que en la sociedad de clases,
son inevitables las revoluciones y las guerras revolucionarias y
que sin ellas es imposible realizar saltos en el desarrollo
social y derrocar a las clases dominantes reaccionarias, y, por
lo tanto, es imposible que el pueblo conquiste el Poder. Los
comunistas deben denunciar la engañosa propaganda de los
reaccionarios, quienes afirman, entre otras cosas, que la
revolución social es innecesaria e imposible; deben
perseverar firmemente en la teoría marxista-leninista de
la revolución social y ayudar al pueblo a comprender que
la revolución no sólo es absolutamente necesaria,
sino también enteramente posible, y que esta verdad
científica ha sido confirmada ya por toda la historia de
la humanidad y por el triunfo en la Unión
Soviética. Sin embargo, debemos estudiar concretamente la
situación de cada lucha de contrarios y no aplicar
impropiamente y a todas las cosas la fórmula arriba
mencionada. La contradicción y la lucha son universales y
absolutas, pero los métodos para resolver las
contradicciones, esto es, las formas de lucha, varían
según el carácter de las contradicciones. Algunas
contradicciones tienen un carácter antagónico
abierto, mientras que otras no. Siguiendo el desarrollo concreto
de las cosas, algunas contradicciones, originalmente no
antagónicas, se transforman en antagónicas, en
tanto que otras, originalmente antagónicas, se transforman
en no antagónicas. Como ya lo hemos señalado,
mientras existan las clases, las contradicciones entre las ideas
correctas e incorrectas dentro del Partido Comunista son un
reflejo, en su seno, de las contradicciones de clase. Al comienzo
o en algunos problemas, tales contradicciones pueden no
manifestarse inmediatamente como antagónicas. Pero, a
medida que se desenvuelve la lucha de clases, pueden llegar a
transformarse en antagónicas. La historia del Partido
Comunista de la Unión Soviética nos enseña
que la contradicción entre las correctas ideas de Lenin y
Stalin y las erróneas ideas de Trotski, Bujarin y otros no
se manifestó como antagónica al principio, pero
posteriormente se desarrolló hasta convertirse en
antagónica. Casos similares se han dado en la historia del
Partido Comunista de China. La contradicción entre las
correctas ideas de muchos de nuestros camaradas del Partido y las
erróneas ideas de Chen Tu-siu, Chang Kuo-tao y otros,
tampoco se manifestó en un

comienzo como antagónica, pero
posteriormente se desarrolló y se convirtió en
antagónica. Actualmente, la contradicción entre las
ideas correctas y las incorrectas en nuestro Partido no se
manifiesta como antagónica y, si los camaradas que han
cometido errores son capaces de corregirlos, no llegará a
convertirse en antagónica. En vista de ello, el Partido
debe Llevar a cabo, por un lado, una seria lucha contra las ideas
erróneas, y, por el otro, dar a los camaradas que han
cometido errores plena oportunidad para que adquieran conciencia.
En estas circunstancias, una lucha excesiva es obviamente
inadecuada. Pero si aquellos que han cometido errores persisten
en ellos y los agravan, habrá posibilidad de que esta
contradicción desemboque en antagonismo.    En
lo económico, la contradicción entre la ciudad y el
campo es extremadamente antagónica tanto en la sociedad
capitalista (donde la ciudad dominada por la burguesía
saquea implacablemente al campo) como en las zonas controladas
por el Kuomintang en China (donde la ciudad dominada por el
imperialismo extranjero y la gran burguesía compradora
china saquea al campo con extremada ferocidad). Pero en un
país socialista y en nuestras bases de apoyo
revolucionarias, esta contradicción antagónica se
ha transformado en no antagónica, y desaparecerá
con la llegada de la sociedad comunista. Lenin dijo: "El
antagonismo y la contradicción no son en absoluto una y la
misma cosa. Bajo el socialismo, desaparecerá el primero,
subsistirá la segunda."[26] Esto significa que el
antagonismo es una forma, pero no la única, de la lucha de
los contrarios; no se puede aplicar esta fórmula de manera
mecánica y en todas partes.
 

Conclusión

Digamos ahora algunas palabras a modo de
resumen. La ley de la contradicción en las cosas, esto es,
la ley de la unidad de los contrarios, es la ley fundamental de
la naturaleza y la sociedad y, por consiguiente, también
la ley fundamental del pensamiento. Esta ley se opone a la
concepción metafísica del mundo. Su descubrimiento
representó una gran revolución en la historia del
conocimiento humano. Según el materialismo
dialéctico, la contradicción existe en todos los
procesos de las cosas objetivas y del pensamiento subjetivo, y
los recorre desde el comienzo hasta el fin; esto constituye la
universalidad o carácter absoluto de la
contradicción: Cada contradicción y cada uno de sus
dos aspectos tienen sus respectivas características; esto
constituye la particularidad o relatividad de la
contradicción. Sobre la base de determinadas condiciones,
entre cosas contrarias existe identidad y; por lo tanto, ambas
pueden coexistir en un todo único y transformarse la una
en la otra; esto también constituye la particularidad o
relatividad de la contradicción. Pero la lucha de los
contrarios es ininterrumpida, y está presente tanto cuando
los contrarios coexisten como cuando se transforman el uno en el
otro; especialmente en el último casó la lucha se
manifiesta de una manera más evidente; esto también
constituye la universalidad o carácter absoluto de la
contradicción. Al estudiar la particularidad o relatividad
de la contradicción, debemos prestar atención a
distinguir entre la contradicción principal y las
contradicciones no principales, así como entre el aspecto
principal y el aspecto no principal de la contradicción;
al estudiar la universalidad de la contradicción y la
lucha de los contrarios, debemos prestar atención a
distinguir entre las diferentes formas de lucha. De otro modo,
cometeremos errores. Si, mediante el estudio, llegamos a
comprender realmente las tesis esenciales expuestas más
arriba, podremos destruir el pensamiento dogmático,
opuesto a los principios fundamentales del marxismo-leninismo y
perjudicial para nuestra causa revolucionaria, y los camaradas
que tienen experiencia estarán en condiciones de
sistematizarla y elevarla a la categoría de principios y
evitar la repetición de los errores de empirismo. Tal es,
en pocas palabras, la conclusión a que nos conduce el
estudio de la ley de la contradicción.  
 

Bibliografía

[1]V. I. Lenin: Resumen del libro de Hegel "
Lecciones de historia de la filosofía

".    [pág. 333]

[2]En su escrito En torno a la cuestión de la
dialéctica
, Lenin dice: "El desdoblamiento de un todo
y el conocimiento de sus partes contradictorias [. . .) es la
esencia [. . .) de la dialéctica:" Dice también en
su Resumen del libro de Hegel " Ciencia de la
lógica
": "En una palabra, la dialéctica puede
ser definida como la doctrina acerca de la unidad de los
contrarios. Esto aprehende el núcleo de la
dialéctica, pero exige explicaciones y
desarrollo."    [pág. 333]

[3]V. I. Lenin: En torno a la cuestión de la
dialéctica.  
[pág. 334]

[4]Palabras de Tung Chung-shu (179-104 a.n.e.),
célebre exponente del confucianismo durante la
dinastía Jan. Una vez Tung dijo al emperador Wuti: "El
Tao se origina en el cielo. El cielo no cambia y el
Tao tampoco." "Tao", término
comúnmente

pág. 370

 usado por los filósofos chinos de la
antig&uumledad, significa "caminó", "razón" y
también "ley".   [pág. 335]

[5]F. Engels: Anti-D&uumlhring, primera
sección, XII, "Dialéctica. Cantidad y
calidad".    [pág. 339]

[6]V. I. Lenin: En torno a lo cuestión de la
dialéctica.  
[pág. 339]

[7]F. Engels: Anti-D&uumlhring, primera
sección, XII, "Dialéctica. Cantidad y
calidad".    [pág. ]

[8]V. I. Lenin: En torno a la cuestión de la
dialéctica.  
[pág. 340]

[9]Ibíd.   [pág.
341]

[10]V. I. Lenin: "Comunismo", Obras Completas,
t. XXXI. Véase "Problemas estratégicos de la guerra
revolucionaria de China", nota 10, en el presente
tomo.    [pág. 345]

[11]Sun Tsi, cap. III, "Plan de
ataque".    [pág. 346]

[12]Wei Cheng (580-643), estadista e historiador de la
dinastía Tang.   [pág. 346]

[13]Famosa novela china que describe una guerra
campesina ocurrida a finales de la dinastía Sung del
Norte. Sung Chiang es uno de los protagonistas de la novela. La
aldea de Chu, bajo la dominación de un terrateniente
despótico llamado Chu Chao-feng, estaba cerca de
Liangshanpo, base de apoyo de esa guerra
campesina.    [pág. 346]

[14]V. I. Lenin: "Una vez más sobre los
sindicatos, el momento actual y los errores de Trotski y
Bujarin".    [pág. 347]

[15]Acerca de Chen Tu-siu, véase "Problemas
estratégicos de la guerra revolucionaria de China", nota
4, en el presente tomo.    [pág.
349]

[16]V. I. Lenin: ¿Qué Hacer?, I,
d.    [pág. 359]

[17]V. I. Lenin: Resumen del libro de Hegel "
Ciencia de la lógica
".   [pág.
360]

[18]Libro escrito durante la Era de los Reinos
Combatientes (403-221 a.n.e.). En una de sus leyendas se relata
que Kua Fu, un ser sobrenatural, corrió en
persecución del Sol. Pero murió de sed en el
camino. El báculo que llevaba se transformó en un
bosque.   [pág. 363]

[19]Yi es el héroe de una antigua leyenda china,
famoso por su destreza en el manejo del arco. Según una
leyenda contada en el Juai Nan Tsi, obra compilada en el
siglo II a.n.e., había, en tiempos del emperador Yao, diez
soles en el cielo. Para acabar con los daños causados a la
vegetación por los abrasadores rayos de los estros, Yao
ordenó a Yi que derribara los soles. Otra leyenda,
registrada por Wang Yi (siglo II), cuenta que el arquero
derribó nueve de los diez soles.   
[pág. 363]

[20]Novela mitológica escrita en el siglo XVI. Su
héroe, Sun Wu-kung, el Rey Mono, es valiente e ingenioso y
está dotado del poder mágico de adquirir a voluntad
setenta y dos formas diferentes, tales como pájaro,
bestia, planta, etc.    [pág.
363]

[21]Famosa colección de cuentos
fantásticos, redactados por Po Sung-ling en el siglo XVII.
Conste en total de 431 cuentos que en su mayoría hablan de
hadas, fantasmas y zorros.    [pág.
363]

[22]C. Marx: Introducción a la crítica
de la economía política.   

[pág. 364]

[23]V. I. Lenin: En torno a la cuestión de la
dialéctica.  
[pág. 364]

[24]Esta frase apareció por primera vez en la
Historia de la primera dinastía Jan, escrita por
Pan Ku, célebre historiador del siglo I, y be sido siempre
un dicho popular.    [pág. 366]

[25]V. I. Lenin: En torno a la cuestión de la
dialéctica.  
[pág. 366]

[26]V. I. Lenin: "Observaciones críticas sobre el
libro de Bujarin Economía del período de
transición
".    [pág.
368]

 

 

Autor:

Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo
S.

"A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD
DE INFORMACION"®

Monografias.com

Santiago de los Caballeros,

República Dominicana,

2014.

"DIOS, JUAN PABLO DUARTE Y JUAN BOSCH – POR
SIEMPRE"®

Partes: 1, 2
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